Las constructoras les
comunicaron que no habría hombres suficientes en Pestaña para acometer una obra
de tal envergadura, estaban hablando de un circuito de cinco mil ochocientos
cinco kilómetros de largo y con un muro de seguridad de la misma distancia, de
127 metros de alto, el circuito de carreras para todo tipo de vehículos, jamás
construido y que jamás se volverá a construir y además el más seguro, con lo
cual necesitarían que vinieran muchos más hombres de otros países para ayudar
en su construcción. Primera gran sorpresa, sin quererlo habían encontrado una
manera de atraer a Pestaña a un gran número de hombres.
Preguntaron a los
constructores cuántos hombres más necesitarían para su realización, ellas
estaban interesadas en saberlo para hacer sus cálculos. Los constructores
comunicaron que por lo menos necesitarían 200 millones, aparte de casi todos
los de Pestaña, para poder realizarlo en
tan corto periodo de tiempo, eso sí, el proyecto se encarecería muchísimo. A
ellas no le importaba, tenían a su disposición la caja de Tistine y cuantos más
hombres antes metieran allí mejor.
La segunda sorpresa que
se encontraron fue que debido a que todos en Pestaña estarían dedicados casi
exclusivamente a la construcción del circuito, ellas podrían ir sacando a las mujeres
de allí sin levantar la mínima sospecha.
Una vez terminado el
asunto de la construcción del circuito y ya que estaban en contacto con los
constructores, decidieron hacerles otro encargo y así dar por finiquitado los
temas relacionados con el cemento. Para hacer mucho más rápida la llegada de
supuestos visitantes a Pestaña, les encargaron la construcción de una inmensa
pista de aterrizaje para aviones.
La pista se construiría
de una punta a otra de Pestaña, en total más de mil kilómetros de longitud. Comunicaron
a los constructores, que debido a que tenía que ser totalmente llana y recta si
había que derribar algo, se derribara. Que en los óvalos interiores, para
carreras de todo tipo, que coincidieran con la pista se hicieran túneles para
que la pista de aterrizaje quedara completamente despejada. No hacía falta que
hicieran dos pistas, con una sólo para aterrizar les valía. No tenían porque
explicarles el porqué. También les dijeron que tenía que estar terminada antes
del día 18 de septiembre.
Los constructores
estaban más encantados aún, pero también dijeron, que evidentemente
necesitarían más hombres, unos cincuenta millones más, ellas encantadas también,
cincuenta millones más para borrar de su lista, ya les quedaban menos por meter
en Pestaña.
Ahora sí que habían terminado con todo el tema de las
construcciones, que por cierto les gustaba bien poco, y podían irse a
descansar, pero entre unas cosas y otras se dieron cuenta que ya estaba
amaneciendo, pero no el amanecer del día siguiente, si no del siguiente al
siguiente. Con lo que decidieron que se tomarían por lo menos un par de días de
descanso.
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