jueves, 30 de junio de 2016

Caperucita nunca será devorada (LIX)

  Las constructoras les comunicaron que no habría hombres suficientes en Pestaña para acometer una obra de tal envergadura, estaban hablando de un circuito de cinco mil ochocientos cinco kilómetros de largo y con un muro de seguridad de la misma distancia, de 127 metros de alto, el circuito de carreras para todo tipo de vehículos, jamás construido y que jamás se volverá a construir y además el más seguro, con lo cual necesitarían que vinieran muchos más hombres de otros países para ayudar en su construcción. Primera gran sorpresa, sin quererlo habían encontrado una manera de atraer a Pestaña a un gran número de hombres.

  Preguntaron a los constructores cuántos hombres más necesitarían para su realización, ellas estaban interesadas en saberlo para hacer sus cálculos. Los constructores comunicaron que por lo menos necesitarían 200 millones, aparte de casi todos los de Pestaña,  para poder realizarlo en tan corto periodo de tiempo, eso sí, el proyecto se encarecería muchísimo. A ellas no le importaba, tenían a su disposición la caja de Tistine y cuantos más hombres antes metieran allí mejor.

  La segunda sorpresa que se encontraron fue que debido a que todos en Pestaña estarían dedicados casi exclusivamente a la construcción del circuito, ellas podrían ir sacando a las mujeres de allí sin levantar la mínima sospecha.

 Una vez terminado el asunto de la construcción del circuito y ya que estaban en contacto con los constructores, decidieron hacerles otro encargo y así dar por finiquitado los temas relacionados con el cemento. Para hacer mucho más rápida la llegada de supuestos visitantes a Pestaña, les encargaron la construcción de una inmensa pista de aterrizaje para aviones.

  La pista se construiría de una punta a otra de Pestaña, en total más de mil kilómetros de longitud. Comunicaron a los constructores, que debido a que tenía que ser totalmente llana y recta si había que derribar algo, se derribara. Que en los óvalos interiores, para carreras de todo tipo, que coincidieran con la pista se hicieran túneles para que la pista de aterrizaje quedara completamente despejada. No hacía falta que hicieran dos pistas, con una sólo para aterrizar les valía. No tenían porque explicarles el porqué. También les dijeron que tenía que estar terminada antes del día 18 de septiembre.

  Los constructores estaban más encantados aún, pero también dijeron, que evidentemente necesitarían más hombres, unos cincuenta millones más, ellas encantadas también, cincuenta millones más para borrar de su lista, ya les quedaban menos por meter en Pestaña.

  Ahora sí que habían terminado con todo el tema de las construcciones, que por cierto les gustaba bien poco, y podían irse a descansar, pero entre unas cosas y otras se dieron cuenta que ya estaba amaneciendo, pero no el amanecer del día siguiente, si no del siguiente al siguiente. Con lo que decidieron que se tomarían por lo menos un par de días de descanso.

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