lunes, 16 de mayo de 2016

Caperucita nunca será devorada (LI)

  La nueva jornada de trabajo la planificaron enseguida, tenía que llamar a todas sus colegas para decirles que ya podían empezar con la selección, si es que no lo habían hecho aún, y poner en marcha el traslado de los elegidos a Calma Yorka, recordándolas, que aunque disponían ahora de más tiempo, debido al rápido desalojo, tampoco se demoraran mucho, porque antes de empezar el confinamiento masivo, tenían que estar allí ya todos los escogidos.

  Esta tarea les llevó todo el día, ya que no se estresaron mucho al realizarla, en vez de utilizar la multitudinaria videoconferencia, decidieron llamarlas una por una, ya que estaban bien a gusto en el jardín y quisieron tomárselo con tranquilidad. Por la noche otra buena cena y un poquito de buen whisky y a descansar, que al día siguiente sí que las esperaba un día más duro.

  A la mañana siguiente lo primero que hicieron fue fijar un calendario con las fechas en que calcularían que se desarrollarían los acontecimientos, pues no querían que se demorara mucho la realización del confinamiento de todos los hombres en Pestaña.

  Aunque estaban muy a gusto en la Casa Rural, tampoco se iban a pasar allí la vida viendo entrar de uno en uno a los tres mil doscientos millones de hombres, menos cinco mil, en Pestaña, y tampoco pensaban que todo se desarrollaría con la misma rapidez y facilidad como cuando desalojaron Calma Yorka e islas colindantes.

  La primera fecha que fijaron, y realmente única fecha, fue el día 18 de septiembre, ese día ya tenía que estar todo ya terminado, todo lo que empezaran a imaginar tenía que culminar en ese día.

  La fecha del 18 de septiembre para iniciar, la que ellas suponían que fuera una verdadera y gran avalancha de hombres hacia Pestaña, fue elegida porque pensaron que sería cuando los hombres alcanzaran el clímax de crispación y desesperación que les haría muy sensibles a cualquier mínima propuesta que llamara su atención.   

  Acordada esa fecha, se pusieron a pensar en cómo trasladar a toda esa masa humana hasta Pestaña.

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