Ya estaba anocheciendo y empezaba a refrescar en el
jardín de la Casa Rural, así que decidieron meterse dentro de la casa,
prepararse algo para cenar y tomarse un buen whisky tranquilamente al calor del
fuego de la chimenea, a la espera de las noticias que fueran llegando de Calma
Yorka sobre la efectividad de los documentales. Después ya decidirían si
seguían con sus planes esa noche o se metían directamente a la cama y los
dejaban para el día siguiente. Según les apeteciera.
Al final se quedaron
esa noche disfrutando de sus respectivos whiskys muy animadas, charlando sobre
el futuro tan prometedor que las esperaba.
A la mañana siguiente
recibieron noticias de Calama Yorka, todos los vuelos de salida estaban
totalmente llenos y los barcos a rebosar de hombres deseosos de llegar a
Pestaña en busca de lo que prometían los documentales emitidos por Opera. En un
par de días las islas estarían totalmente vacías de gente. Sólo quedarían en
ellas los cinco mil que no se veían atraídos por este tipo de documentales, el
expropietario de la Casa Rural, Eldelfiel y el Gerente del Hotel Hiz Sol y
Playa.
Mientras desayunaban
pensaron en llamar a Ladelpedal, pero para qué, si ella y sus correligionarios
estaban siempre susurrando, con sus cadenitas en las manos y nunca se enteraban
de nada, y nunca tenían constancia de nada, por lo que decidieron no llamarla
para comunicar la llegada de medio millón de hombres en dos días a Pestaña, total,
ya se enteraría cuando llegaran.
Efectivamente, a los
dos días sólo quedaban en las islas cinco mil tres hombres. El Gerente,
cumpliendo órdenes de Kerkel, los reunió a todos en Calma Yorka, dejando el
resto de islas completamente vacías de polvo y paja, salvo por lo allí
practicado por la fauna autóctona del lugar.
Todos los aviones y
diferentes medios de transportes utilizados para el traslado a Pestaña de los
hombres de Calma Yorka, una vez cumplida su misión se desviaron a otros
destinos que no fueran este, en espera de volver a ser utilizados para otras
misiones mucho más importantes. Con lo cual Calma Yorka quedó de momento
totalmente incomunicada por tierra, que ya lo estaba antes, mar y aire.
Para celebrarlo se prepararon un bloody Mary y salieron
al jardín a tomárselo antes de empezar con la nueva jornada de trabajo.
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