martes, 29 de marzo de 2016

Caperucita nunca será devorada (XLIII)

  Kerkel que era muy amiga del Gerente del hotel Hiz Spa&Resort, le llamó para darle la noticia de la compra y de la llegada masiva de supuestos turistas, y pedirle que hiciera el favor, debido a su gran experiencia en temas de alojamiento, de ir acoplando por allí a todos los que fueran llegando, que ya estaba todo pagado y que tampoco se esmerara mucho en hacerles la estancia muy confortable. Si necesitaba ayuda podía llamar al expropietario de la casa rural, que también tenía experiencia en esos temas y a Eldelfiel, que le ayudarían, además que Eldelfiel le hiciera un traje que ya lo pagaría ella y ya que estaba, que hiciera el favor de cambiar el nombre del hotel y poner el originario de Hotel Hiz Sol y Playa y que despidiera a todo el departamento de marketing, que a los hombres les mandara directamente a Pestaña y a ellas de crucero por el Caribe.

  El Gerente la felicitó por su reciente compra y le aseguró que todo se haría según sus deseos. También le informó de que lamentablemente en el departamento de marketing no había mujeres, a lo que Kerkel respondió que entonces mandara de crucero al resto de empleadas del hotel, rogándole y ordenándole a la vez, que de lo que viera por allí en los próximos días no hiciera ningún tipo de comentario, conjetura o lo que fuera, que cualquier duda que tuviera se pusiese en contacto con ella y que ya le iría dando más instrucciones.

  Para agilizar el plan y no demorarse mucho con la reubicación de los elegidos en Calma Yorka y ya que estaban allí todas reunidas, decidieron acometer sin más dilación la salida de las habitantes de allí e islas colindantes, para lo cual pidieron a Tistine La del Garde que abriera su caja.

  Como no querían llenar el Caribe de cruceros, a ellas las mandarían a recorrer otros destinos, destinos previamente seleccionados con todo lujo de comodidades y detalles. Una vez en los destinos elegidos, ellas se instalarían en ellos y se las procuraría cualquier cosa que necesitaran para que no les faltara absolutamente de nada, salvo una cosa, por la que todavía tendrían que esperar algún tiempo.

  Toda esta operación de dejar las islas totalmente vacías de cualquier elemento femenino, tendría que estar terminada antes del día 10 de agosto, de ese año que sigo sin recordar, para comenzar el traslado de los elegidos, salvados, privilegiados o como quieran llamarlos, a Calma Yorka.
Parecía que ya estaban todas satisfechas con la medida adoptada al respecto, ahora tenían que ver cómo hacer para mandar al resto de los hombres a Pestaña.

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