lunes, 1 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXX)

  A penas faltaban tres días para la gran reunión del día 16 cuando llegó Kerkel, ya embarazada, por cierto. Cuin y Shi la vieron con un precioso resplandor en su rostro, pero a la vez más ñoña y sensible de lo que era ella anteriormente.

  Las tres se dispusieron para que estuviera todo preparado. Llamaron a Opera Sinfe y a Tistine La Del Garde, para ver si podían venir antes, a lo que las dos accedieron encantadas. Cogieron sus aviones más veloces y en unas cuantas horas aparecieron en la Casa Rural.

  Opera y Tistine estaban nerviosas, exaltadas, impacientes y expectantes ante el reto que les iban a proponer Cuin, Kerkel y Shi. Estas les contaron sus planes y la importante misión que tenían que realizar sus respectivas cajas. Las dos se mostraron exultantes, totalmente dispuestas a colaborar y a ser parte activa del proyecto.

  Tistine dio una copia de las llaves de su caja a las otras cuatro, diciéndoles que podían coger todo lo necesario para la realización de sus planes. Opera puso a disposición de todas también su caja y todo su poder.

 Lo primero que hizo Opera fue instalar sus cámaras de tv y dar cumplida información del desfile de vestidos que iba a tener lugar en la Casa Rural el día 16 de junio, al que asistirían las más poderosas e influyentes damas del mundo, sólo ellas, sin excepción, y en el que se presentarían las últimas novedades del gran tejedor Tal Eldelfiel. El desfile no se retrasmitiría por motivos de presupuesto.

  Pero Opera no sólo instaló sus cámaras de tv, sino que también les dio una importantísima información. Les comentó que su caja, a pesar de seguir siendo la más poderosa de todos los medios de comunicación, había encontrado recientemente unos serios competidores que empezaban a hacerle sombra. Y relató los que a su entender eran esos medios, que a su juicio, también deberían intentar controlar.

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