A penas faltaban tres
días para la gran reunión del día 16 cuando llegó Kerkel, ya embarazada, por
cierto. Cuin y Shi la vieron con un precioso resplandor en su rostro, pero a la
vez más ñoña y sensible de lo que era ella anteriormente.
Las tres se dispusieron
para que estuviera todo preparado. Llamaron a Opera Sinfe y a Tistine La Del
Garde, para ver si podían venir antes, a lo que las dos accedieron encantadas.
Cogieron sus aviones más veloces y en unas cuantas horas aparecieron en la Casa
Rural.
Opera y Tistine estaban
nerviosas, exaltadas, impacientes y expectantes ante el reto que les iban a
proponer Cuin, Kerkel y Shi. Estas les contaron sus planes y la importante
misión que tenían que realizar sus respectivas cajas. Las dos se mostraron
exultantes, totalmente dispuestas a colaborar y a ser parte activa del
proyecto.
Tistine dio una copia
de las llaves de su caja a las otras cuatro, diciéndoles que podían coger todo
lo necesario para la realización de sus planes. Opera puso a disposición de
todas también su caja y todo su poder.
Lo primero que hizo Opera
fue instalar sus cámaras de tv y dar cumplida información del desfile de
vestidos que iba a tener lugar en la Casa Rural el día 16 de junio, al que
asistirían las más poderosas e influyentes damas del mundo, sólo ellas, sin
excepción, y en el que se presentarían las últimas novedades del gran tejedor
Tal Eldelfiel. El desfile no se retrasmitiría por motivos de presupuesto.
Pero Opera no sólo instaló sus cámaras de tv, sino que
también les dio una importantísima información. Les comentó que su caja, a
pesar de seguir siendo la más poderosa de todos los medios de comunicación,
había encontrado recientemente unos serios competidores que empezaban a hacerle
sombra. Y relató los que a su entender eran esos medios, que a su juicio,
también deberían intentar controlar.
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