lunes, 29 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXVIII)

  Shi comunicó a todas lo que estaba pasando, todas se mostraron exultantes, de momento sus planes funcionaban a la perfección, quizá demasiado bien.  Ellos se empezaba a poner nerviosos y quizá tanta tensión en los hombres ahora no les convenía  mucho, no fuera que se desbordaran los acontecimientos y empezara a haber graves altercados, cosa que de momento no querían.

  Le dijeron a Opera que a ver si podía ponerles un gran partido de fútbol, o algo similar, el próximo domingo por la tarde, para calmar un poco los ánimos. Opera lo preparó todo para que así fuera, además, los días previos al gran partido lo anunciaría a bombo y platillo, dando gran publicidad al evento y vendiéndolo como el partido del siglo, así estarían un buen rato tranquilos.

  Tistine preguntó si querían que abriera un poco su caja, para que tal acontecimiento estuviera completo, a lo que todas respondieron que no, que ellas ya les ponían el partido y que las bebidas las pusieran ellos.

  Solucionado este punto, se apresuraron a acometer el siguiente y también importante tema. Encontrar un sitio donde meter a todos ellos, después ya se encargarían de ver cómo hacerlo, sin utilizar la violencia si fuera posible.

jueves, 25 de febrero de 2016

Caperucita nunca será dovarada (XXXVII)

  Sólo había pasado un día desde que llegaron a la Casa Rural y ya habían avanzado bastante, ellas cuando quieren hacer algo generalmente lo consiguen, no como los hombres, que antes de pensar en hacer algo primero piensan en la excusa para no hacerlo.

  Todas estaban felices y expectantes ante el futuro que se les aparecía. Se las veía radiantes, paseando y charlando entre ellas, nerviosas por saber cuál sería el siguiente paso y cuándo culminarían su obra, y sobre todo, si tendría éxito. Bueno, la verdad es que ninguna pensó que podrían fracasar y ese fracaso que consecuencias tendría para ellas. Ni querían, ni debían dejar por ahí sueltos a unos cuantos de ellos.

  Antes de empezar la siguiente reunión, los espías de Shi le comunicaron que se estaban produciendo algunos desmanes por todo el mundo.

  No lo he mencionado anteriormente, pero Shi poseía una extensa red de espías a lo largo y ancho de todo el mundo, a los cuales, una vez iniciado el proyecto en que estaban metidas, les ordenó que le informaran inmediatamente del mínimo cambio que notaran en sus respectivos lugares de espionaje. De todos estos espías, un número determinado de ellos, tendrá también un papel concreto e importante en esta historia.   

  Debido al cierre de las dos principales cajas que mueven el desarrollo de la humanidad, la del dinero y la de la televisión, y a la inexistencia de cualquier tipo de comunicación, que no fuera el teléfono fijo de toda la vida, los hombres se mostraban altamente inquietos, no sabían qué hacer ni a donde ir, viéndoseles realmente despistados ante la nueva situación que tenían que afrontar. La producción de las empresas por fortuna prácticamente no había variado, ya que aunque ellos sólo hacían que deambular por las oficinas, ellas seguían estando activas y sacando el trabajo que no hacían ellos, con lo cual, las empresas no tenían la más mínima merma.

  Los que sí lo notaban eran los clubs como el Club Totario Ese, los bares cercanos y los chiringuitos. Al tener Tistine su caja cerrada para ellos, no podían acudir a dichos establecimientos, ya que tendrían que pagar las consumiciones de su propio bolsillo, sin poderlo anotar a la empresa correspondiente, y a eso no estaban dispuestos. Bueno, los primeros días si estuvieron dispuestos, porque decidieron que pagarían entre todos, pero enseguida vieron que eso no funcionaba. Cuando llegaba la hora de pagar, a uno se le había olvidado la cartera, otro tenía necesidad urgente de ir al baño, a otro le pillaba encendiéndose un cigarrillo en la calle y luego se olvidaba volver a entrar al bar, también estaba el listo que siempre iba con el mismo billete de tres mil y como nadie tenía cambio, se lo volvía a guardar. Debido a todas estás argucias al final siempre pagaban los mismos, por lo que decidieron dejar de verse y cada uno por su lado, con el consiguiente cabreo de los que pagaban y de los que ya no tenían a nadie que pagase, consecuencia, todos cabreados.

  Ellos, acostumbrados a arreglar el mundo en dichos lugares, mientras pagara otro, eran incapaces de resolver el mínimo inconveniente creado por ellos mismos.

martes, 23 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXVI)

  Shi empezó diciendo que si por ella fuera los eliminaría directamente sin ningún tipo de miramiento y luego ya pensarían que hacer con los cadáveres. Todas se quedaron petrificadas, incluidas Cuin y Kerkel. Todas sabían del poder y la autoridad de Shi y si se lo proponía lo haría. Menos mal que Shi se dio cuenta enseguida, al mirar las expresiones del resto de sus compañeras, de que su propuesta había ido demasiado lejos, que su solución era demasiado radical, violenta y poco higiénica. Con lo cual Shi la desestimó y el resto respiraron aliviadas.

  Lonia Dandi, proveniente de un país que era experto en todo tipo de brebajes de todo tipo de plantas, propuso hacerles una infusión que les dejara adormecidos para el resto de sus días. Como los hombres generalmente no son muy dados a infusiones, propuso inyectar dichos brebajes, en una especie de pastillitas azules, muy populares por esos días y de las cuales ellos eran ávidos consumidores, ya que según aseguraba el prospecto incorporado, incrementaba sobremanera sus poderes varoniles, asegurándose de esta manera que todos ellos sufrieran el efecto adormecedor deseado.

Recordamos nuevamente el lugar donde se estaba urdiendo todo el plan
  Esta propuesta también fue rápidamente desestimada, ya que si bien los hombres al estar adormecidos no molestarían mucho, sí que estorbarían bastante.

  Realmente estaban un poco atascadas en este delicado punto, pues ninguna de ellas sabía muy bien cómo resolver el problema. Qué hacer con tantos hombres no tenía una solución fácil, aunque Cuin y Kerkel ya tenían una ligera idea.

  Shi, que no estaba muy convencida de haber retirado su propuesta anterior, y al ver que nadie hablaba, volvió a la carga. Seguía pensando que lo mejor era terminar con ellos de una vez por todas, aniquilarles y sin perder demasiado tiempo, que ella quería ponerse a disfrutar lo antes posible del mundo que se les quedaría. Esta vez todas, armándose de valor, la dijeron que no, que esa no era una buena solución, principalmente por cruel y también por el trabajo que les quedaría después limpiando las calles. Que se olvidara ya de eso. Shi no lo tenía del todo claro, pero al final lo aceptó y prometió que no lo propondría más, vana promesa.

  Entonces habló Pilari Linton, muy callada hasta entonces y dijo, -Bueno, mis antecesores, los hombres que crearon el que ahora es mi país, cuando llegaron a él se encontraron con que ya estaba habitado, ellos en vez de buscarse otro país que estuviese vacio, decidieron quedarse allí, capturaron a los primeros habitantes ya instalados y los reubicaron a todos en unos espacios muy reducidos habilitados para tal uso. Así eran ellos-, terminó Linton un poco compungida por la actuación de sus compatriotas.

  En ese momento todas fijaron la vista en Linton y al segundo, empezaron a mirarse entre ellas, se les comenzó a iluminar la cara, al principio sólo un pequeño haz de luz relucía en sus rostros, más tarde ya estaban completamente resplandecientes. Ya lo tenían. Por fin habían encontrado la solución. Sabían que iban a hacer con ellos.

  Los iban a recluir. Iban a confinar a los más de tres mil cuatrocientos cincuenta millones de hombres en un solo lugar, o tal vez en varios. Pero en dónde y cómo, es lo que les faltaba por encontrar, porque el cuándo ya lo sabían, lo antes posible.

jueves, 18 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXV)

  Opera contó que ella sufría presiones constantes por parte de los hombres, le pedían insistentemente que dejará de emitir tonterías y que se dedicara exclusivamente a retrasmitir todo tipo de eventos deportivos, daba igual de que tipo fueran, con tal de aparecieran al menos dos hombres compitiendo por algo. En su defecto, también le pedían, que emitiera películas de cierto contenido sexual, que no vamos a contar ahora. Decían que ellos no tenían nada que aprender de esas entrevistas suyas y programas culturales que se empeñaba en poner invariablemente. Opera reflejó una sonrisa en su rostro, imaginándose la cara que tendrían ahora que sólo podían ver “Los Documentales de la Dos”.

  Opera también aprovechó para comunicarlas que recientemente Cuin, Kerkel, Shi, Tistine y ella misma en representación de todas las mujeres del mundo a las que hacían copropietarias, se habían hecho con los derechos de todos los medios de comunicación e información del mundo. Todas se alegraron y felicitaron por tal decisión, lo que les facilitaría mucho la tarea que iban a acometer. 


  Respecto a la actitud de los hombres, coincidieron en que parte de la responsabilidad era de ellas, porque durante mucho tiempo les habían estado dejando hacer lo que les diera la gana, con tal de que no las molestaran mucho y no les dieran la tabarra, reconociendo que al final se les había ido un poco de las manos, pero que no estaban dispuestas en absoluto, a que todo siguiera exactamente igual.

  El primer punto de la reunión se resolvió con unanimidad. Todas sin excepción estuvieron de acuerdo en que los culpables de los males actuales eran los hombres. Ahora tenían que determinar qué solución adoptarían y qué harían con ellos.

  Después de un breve paréntesis que aprovecharon para comer y beber alguna que otra cosa, charlar entre ellas animadamente y ver la Casa Rural que habían adquirido recientemente Cuin y Kerkel, y que ahora les pertenecía a todas ellas, se predispusieron para acometer el segundo y quizá más importante punto. Qué es lo que iban a hacer con todos los hombres del mundo, o lo que era lo mismo, cómo iban a resolver la situación en la que se encontraba el mundo actualmente.

martes, 16 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXIV)

  A Cuin no le hizo falta relatar la situación en la que se encontraba el mundo actual, pues todas la conocían perfectamente. Donde sí hizo hincapié fue en las vivencias que la habían llevado a conocer quiénes eran los verdaderos culpables de la deriva que estaba llevando la humanidad. Para ella los principales y únicos culpables de tal situación eran ellos, sí, ellos, los hombres.


  Todas, menos evidentemente Kerkel, Shi, Tistine y Opera, se mostraron sorprendidas pero no extrañadas de tal afirmación. Todas sabían los grandes defectos y pocas virtudes que suelen tener ellos. Añadiendo además, que con la cantidad de cosas maravillosas que hay para disfrutar, ellos se dedican básicamente a despreciarlas y joderlas.

  Cuin, Kerkel y Shi, además de esto, tenían claras muchas más cosas, pero querían que a la conclusión a la que habían llegado ellas, menos Shi, que muchas veces tiraba por su propio camino, llegaran también las demás, sin ningún tipo de coacción. Querían que de aquella reunión saliera una sola voz y una única solución para resolver los problemas actuales de la humanidad.

  Pensaron en la antigüedad, muy en la antigüedad, cuando las mujeres se quedaban dirigiendo sus países y ellos emprendían largos y lejanos viajes, de los que tardaban años en ir y muchos más en volver y además siempre les traían algún  detallito, qué tiempos aquellos suspiraron. Ahora los viajes son relámpagos y cuando ni siquiera les ha dado tiempo a despedirse ya están otra vez de vuelta en sus casas, sin detallito ni nada que se le parezca y quejándose de lo fatigados y cansados que están.  

  Tistine añadió, que además los hombres actuales no hacían más que meterle mano a su caja, cuando no era para una cosa era para otra, el caso era pedir y todo a costa del fisco de sus países y del fisco mundial. De sus propios bolsillos no salía ni una moneda. Menos mal que Tistine les había cerrado ya la caja y ahora sólo era utilizaba por ellas y para ocasiones especiales, como la compra de todos los medios de comunicación, hecho del que por cierto no habían informado todavía al resto de sus compañeras. Imagino que lo haría Opera, que por llamarlo de alguna forma, fue la impulsora de la medida.

  Kerkel ratificó las palabras de Tistine, comentando que siempre que se reunía con los hombres, supuestos dirigentes de países medio súbditos suyos, no paraban de pedirle que dijera a Tistine que abriera la caja y las reuniones que mantenía se limitaban prácticamente a ese único punto en concreto, dejando sin tratar otros temas de vital importancia.

lunes, 15 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXIII)

  Para qué voy a relatar el inmenso poder que atesoraban ahora, si sólo pensarlo da escalofríos. Pero los que sí que tendrían que estar temblando, si lo supieran claro, serían los hombres, por suerte para ellos todavía no eran conscientes de lo que les esperaba, bueno, realmente tampoco fueron conscientes hasta el instante final.

  Con todos los medios de comunicación en su poder, sólo les quedaba esperar la llegada de todas sus colegas venidas de todos los países del mundo.

  Para hacer la espera más agradable prepararon un buen fuego en la chimenea, se sirvieron unas copas de ron añejo cosecha del 29 y se dispusieron a disfrutar de ese momento.

  A media mañana del día 16 ya estaban todas allí reunidas, inquietas, felices y conscientes del papel tan fundamental que iban a desempeñar. Dispuestas para afrontar el mayor reto que la historia les iba a presentar. 197 mujeres preparadas para salvar a la parte más importante de la humanidad, ellas mismas y todas sus congéneres.

  Aunque parezca extraño, el desfile de Tal Eldelfiel les importaba bien poco, así que le despacharon rápido, le compraron todos su vestidos y como les caía simpático, le mandaron de vacaciones pagadas a perpetuidad a Calma Yorka, donde coincidió con el expropietario de la Casa Rural, del cual se enamoró locamente y creo que incluso llegaron a formalizar su relación.

  Y aunque vuelva a parecer extraño también, tampoco perdieron mucho tiempo en presentaciones, saludos, dime, cuéntame y cosas por el estilo, porque lo que querían era ir directamente y sin dilación alguna, al asunto que las había llevado hasta allí.

  Por deferencia con la edad y ya que ella había sido la principal responsable de que allí estuvieran juntas, por primera vez en la historia, todas las mujeres más poderosas, importantes e influyentes del mundo, la primera en hablar fue Cuin.

lunes, 8 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXII)

  Una vez escuchada toda la información que les facilitó Opera, decidieron que evidentemente tendrían que hacer algo al respecto, la duda que tenían era, si esperar a estar todas reunidas o empezar a actuar inmediatamente. Para ahorrar tiempo decidieron actuar de inmediato.

  Preguntaron a Tistine si tendrían dinero suficiente para comprar todos los medios y sistemas de comunicación habidos y por haber.

  Tistine dijo que sí, el dinero no era problema, tenía todo el dinero del mundo guardado en su caja, eso sí, les advirtió que si gastaban en exceso, se vería obligada a alargarles la edad de jubilación, para compensar. Después de pensárselo un buen rato aceptaron, no de muy buen grado, pero aceptaron, si tenían que seguir trabajando unos cuantos años más lo harían, la causa bien lo merecía.

  Inmediatamente se pusieron manos a la obra. Compraron Internet. Compraron la empresa Ifon, que era la propietaria de los famosos ifones, no compraron ningún tipo de aplicaciones, porque siendo ya propietarias de los aparatos encargados de hacerlas útiles, ya no servían para nada. Compraron todas las ediciones en papel de la denominada prensa escrita, menos la denominada prensa rosa, para sus fines no era significativa. Y para darle una alegría a Cuin compraron también todas las emisoras de radio.

  La compra de todas estas operaciones, debido al poder tan inmenso que atesoraban las cinco y como deferencia a tan ilustres damas, les salió bastante bien de precio, mucho más bajo que el precio real de mercado, pero ni por esas Tistine les rebajó la edad de jubilación, muy al contrario, estuvo pensándose en aumentársela otro par de años al ver la mengua sufrida en su caja, pero al final desistió.

viernes, 5 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXI)

  Por un lado está la prensa, cada vez más debilitada pero no por ello menos importante, además ahora había encontrado un aliado en un nuevo medio de comunicación, que ha surgido con una fuerza imparable, y que está alcanzando unas cuotas de poder inmensas.

  La prensa en papel está dejando su lugar a este nuevo tipo de prensa, que al igual que la televisión se puede ver a través de una pantalla, eso sí, esta mucho más pequeña, bueno, en algunos casos no tan mucho más pequeña y de aspecto enrejado, como una tela de araña que te atrapa y de la que ya no puedes salir. Esa pantalla, más pequeña generalmente, y sus diferentes componentes, también sería imprescindible controlar o eliminar para los intereses de Cuin y sus compañeras.

  Por último están los conocidos ifones y similares, y su infinidad de diferentes aplicaciones y usos, que han ido evolucionando desde la verdadera finalidad para la que fueron creados, es decir, para comunicarse mediante la voz estés donde estés, siempre y cuando estés cerca de donde tienes que estar, si no es imposible comunicarse, salvo para pedir auxilio y socorro. Estos aparatitos, tan pequeños y tan jodidamente poderosos y necesarios, y que desgraciadamente han sustituido la voz por letra mal escrita, también tenían que ser controlados.

-¿Y la radio, qué hacemos con la radio?- preguntó Cuin.


  
  Opera, con una media sonrisa, le contestó, con todo su respeto y admiración hacia Cuin y hacia ese medio de comunicación tan amado y necesario antaño, que se olvidara por el momento de la radio, que por desgracia, había pasado a ser un actor secundario, tan secundario, que ya ni siquiera aparecía en los títulos de crédito.

  Tenían que concentrar toda su atención en dominar los medios señalados anteriormente. Si los dominaban tendrían a todos los hombres rendidos a su antojo, más rendidos incluso que en la actualidad.

lunes, 1 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXX)

  A penas faltaban tres días para la gran reunión del día 16 cuando llegó Kerkel, ya embarazada, por cierto. Cuin y Shi la vieron con un precioso resplandor en su rostro, pero a la vez más ñoña y sensible de lo que era ella anteriormente.

  Las tres se dispusieron para que estuviera todo preparado. Llamaron a Opera Sinfe y a Tistine La Del Garde, para ver si podían venir antes, a lo que las dos accedieron encantadas. Cogieron sus aviones más veloces y en unas cuantas horas aparecieron en la Casa Rural.

  Opera y Tistine estaban nerviosas, exaltadas, impacientes y expectantes ante el reto que les iban a proponer Cuin, Kerkel y Shi. Estas les contaron sus planes y la importante misión que tenían que realizar sus respectivas cajas. Las dos se mostraron exultantes, totalmente dispuestas a colaborar y a ser parte activa del proyecto.

  Tistine dio una copia de las llaves de su caja a las otras cuatro, diciéndoles que podían coger todo lo necesario para la realización de sus planes. Opera puso a disposición de todas también su caja y todo su poder.

 Lo primero que hizo Opera fue instalar sus cámaras de tv y dar cumplida información del desfile de vestidos que iba a tener lugar en la Casa Rural el día 16 de junio, al que asistirían las más poderosas e influyentes damas del mundo, sólo ellas, sin excepción, y en el que se presentarían las últimas novedades del gran tejedor Tal Eldelfiel. El desfile no se retrasmitiría por motivos de presupuesto.

  Pero Opera no sólo instaló sus cámaras de tv, sino que también les dio una importantísima información. Les comentó que su caja, a pesar de seguir siendo la más poderosa de todos los medios de comunicación, había encontrado recientemente unos serios competidores que empezaban a hacerle sombra. Y relató los que a su entender eran esos medios, que a su juicio, también deberían intentar controlar.