miércoles, 30 de diciembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XXIV)

  Cuin en el medio, Kerkel a un lado y Shi al otro. Cuin se levantó y habló dirigiéndose principalmente a los hombres.

  -Señores, más de tres mil cuatrocientos millones de mujeres, incluidas las aquí presentes, somos las dueñas reales del mundo, el porqué no se lo explicaré porque ustedes bien lo saben y si no lo saben hay cientos de refranes que lo corroboran, estúdienselos y hallarán la respuesta. Ustedes simplemente se han dedicado a dirigir grandes, medianas y pequeñas empresas y por cierto, lo han hecho fatal. Ustedes se han tomado el mundo como un juego, principalmente porque nosotras hemos cometido el error de permitírselo, pero esto ya ha ido demasiado lejos. A todos ustedes les ha parido alguna mujer, por lo que nos deberían haber estado siempre agradecidos y habernos mostrado un gran respeto, y no ha sido así. No nos han dado ni una sola alegría, ninguna y cuando digo ninguna, digo ninguna, sí, sí, no me miren así de sorprendidos, que nosotras sabemos fingir perfectamente y ustedes no. Ustedes, entre otras muchas cosas, que no me molestaré en enumerar ahora mismo, son unos títeres y unos crédulos y en unos meses tendrán la oportunidad de comprobarlo-.

  -Qué pensaban-, prosiguió Cuin. -Que con unos pequeños regalos, unos pocos mimitos y un “sí cariño, luego te llamo que ahora estoy ocupado” lo tendrían ya todo resulto, pues no. Además, ¿ocupados en qué? en arreglar el mundo y a todo bicho viviente, reunidos siempre con los amigotes. Ustedes ni han arreglado el mundo, ni han arreglado nada, ustedes están dejando todo hecho un desastre y antes de que sea demasiado tarde, nosotras lo vamos a impedir. Y ya para terminar les digo que estás son las últimas copas que pago, las próximas las pagarán ustedes, y bien “pagás”. Ahora mis amigas y yo nos vamos, ya tendrán noticias nuestras, pero antes de irme, les informo de que dentro de muy poco ustedes tendrán su mundo, el mundo que se merecen, y nosotras el nuestro. Que lo disfruten, Feliz Año a todos-, terminó Cuin su discurso.

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