Llamaron a Tal
Eldelfiel, un gran tejedor de ropa que era amigo de las tres y seguramente del
resto también. Evidentemente no le contaron nada, sólo le dijeron que querían
que hiciera un desfile privado para un determinado número de mujeres muy
importantes, y que seguramente alguna cosa caería. Tal Eldelfiel accedió
encantando.
Con todo atado y bien atado se despidieron hasta
dentro de un unos cuantos días, ya que ellas se volverían a ver antes del día
16 de junio, de no recuerdo que año exactamente, en que tendría lugar la
reunión más importante de la historia de la humanidad, donde se desarrollaría,
prepararía y ejecutaría el mayor plan para el confinamiento y extinción de una
especie.
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