lunes, 21 de diciembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XXII)

  Llamaron a Tal Eldelfiel, un gran tejedor de ropa que era amigo de las tres y seguramente del resto también. Evidentemente no le contaron nada, sólo le dijeron que querían que hiciera un desfile privado para un determinado número de mujeres muy importantes, y que seguramente alguna cosa caería. Tal Eldelfiel accedió encantando.  

  Con todo atado y bien atado se despidieron hasta dentro de un unos cuantos días, ya que ellas se volverían a ver antes del día 16 de junio, de no recuerdo que año exactamente, en que tendría lugar la reunión más importante de la historia de la humanidad, donde se desarrollaría, prepararía y ejecutaría el mayor plan para el confinamiento y extinción de una especie.




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