jueves, 12 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XVI)

  Cuando recibieron a Shi, tanto Cuin como Kerkel estaban un poco inquietas, más Kerkel que Cuin, pues no sabían la reacción que tendría Shi hacia ellas y si esta  aprobaría su gran plan.

Recordamos el lugar de la transcendental reunión
  Shi lo primero que les dijo, fue, que esto no se volviera a repetir, que secretitos a ella, los justos, es decir ninguno, que aprendieran de los hombres en ese aspecto, que no tienen ni idea de guardar un secreto. Cuando ella quería filtrar una decisión no tenía más que contársela a su secretario personal y al instante la conocía el mundo entero. Cuin y Kerkel asintieron y prometieron que nunca volvería a suceder y más ahora que tenían que estar más unidas que nunca.

  Relataron a Shi sus sensaciones y sentimientos, le contaron lo que habían visto y oído a lo largo de su periodo de observación, le dijeron que sabían quienes eran los culpables de todo lo que estaba sucediendo, que iban a poner remedio a esta situación y que esperaban contar con su aprobación y colaboración.

  Mientras Shi decidía, Cuin y Kerkel dejaron de respirar, Shi las miró y dijo: -Ya podéis respirar, ya he tomado una decisión. Lo que proponéis es realmente increíble, drástico y cruel, pero he de reconocer que tiene su lógica y su gracia. Yo alguna vez lo había pensado, pero siempre lo deseché por no saber realmente como acometerlo. Admiro vuestro valor, decisión y sobre todo ingenio por haber encontrado una solución tan original-. -Lo haremos-, sentenció, -ahora sólo nos falta saber cómo, cuándo y dónde, porque el qué y el porqué, ya lo sabemos, pero antes deberíamos consultar e informar a algunas mujeres más para contar con el apoyo y respaldo del mayor número posible de ellas para poder realizarlo-.

  Cuin, Kerkel y Shi se abrazaron efusivamente, abrieron unas cuantas botellas de vino espumoso de una marca desconocida, comieron los mejores manjares que pudieron encontrar, traídos por el propietario del supermercado más cercano, que por cierto también compraron mandando al dueño a Calma Yorka, y se pusieron a diseñar el plan de una envergadura jamás imaginada.

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