lunes, 30 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XX)

  Cuando parecía que ya por fin Cuin, Kerkel y Huy Shi podían definitivamente dedicarse a descansar un poco, reclinadas en sus respectivos sillones, algo les rondaba la cabeza, sabían que les faltaba algo y en ese momento de duda las tres fijaron su vista en un aparato, generalmente de color negro, pantalla plana y sonido 5.1, entonces saltaron como un resorte y se dieron cuenta de la pieza fundamental que les faltaba para completar su plan. Eso era, el poder inmenso de la televisión, el más devastador, a un clip todos sucumben a él, nuestra mente y nuestra voluntad al servicio de la comunicación.

 Ellas tenían que poner dicho poder de su lado, tenían que hacerlo si querían que todo saliera perfecto. No lo pensaron dos veces, agarraron el teléfono y llamaron a la más importante comunicadora conocida de la historia, llamaron a la que sería su más fiel e importante aliada.

  Opera Sinfe, ella, que cuando se sentaba delante de una cámara y se oía la frase, –En el aire-, las personas dejaban de ser personas para convertirse única y exclusivamente en ojos y oídos. Ella era la dueña de todos los hogares del mundo, Cuin, Kerkel y Huy Shi, eran dueñas del resto. No podían permitirse el lujo de no contar con un poder tan inmenso.

  Llamaron a Opera y le pusieron al corriente de su proyecto. ¿Qué podría opinar Opera Sinfe del futuro que le esperaba a la humanidad caminando por los derroteros actuales? Su nombre lo decía todo.

  Opera estaba totalmente de acuerdo con los planes que le contaron, se mostró totalmente dispuesta a colaborar y a participar activamente en el proyecto. Opera Sinfe, cogió todas sus cámaras de televisión y las de todos sus compañeros, y cerró su programa y los programas del resto de sus compañeros también hasta pasado el día 16 de junio, con todos los problemas e inconvenientes que eso causó en los hogares de toda la población mundial.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XIX)

  Cuin, Kerkel y Huy Shi se disponían a tomar un descanso, ya habían contactado con todas las asistentes a la reunión, y todas sin excepción habían confirmado su presencia, pero sentían que les faltaba alguien más.

  -Claro-. Exclamó Kerkel, que siempre estaba muy pendiente de esos temas, -nos falta llamar a Tistine La del Garde, que es la que tiene las llaves de donde guardamos el dinero-. –Es cierto-, dijeron al unísono Cuin y Huy Shi.- cómo se nos ha podido pasar-. Y rápidamente la llamaron.

  Tistine La del Garde, poderosa dama ella que por si misma no poseía nada, salvo una importantísima llave que abría la más importante de todas las cajas. Ella era la cajera mundial, si alguien necesitaba dinero se lo tenía que pedir a ella. Si no quería abrir la caja, no había dinero para nadie ni para nada, así de importante era ella. Quizá la más importante

  Cuando le comunicaron los planes que tenían pensados, cogió la caja entre sus brazos, se guardó la llave en el lugar más íntimo de su cuerpo y ya no volvió a abrir la caja hasta pasado el día de 16, con los trastornos que eso generó al mundo entero.

  Pero para que el plan de las tres tuviera pleno éxito necesitaban una cosa más, algo que ellas tres no estaban muy acostumbradas a utilizar, pero sí a servirse de él. Algo que hace parecer bueno lo malo, negro lo blanco, lo absurdo importantísimo, lo banal de extrema necesidad. Algo que hace moverse a miles de millones de personas, algo que hace permanecer inmóviles a miles de millones de personas. Algo que puede crear un único pensamiento. Sí, eso era justo lo único que ya les faltaba conseguir para llevar a cabo con éxito y hasta sus últimas consecuencias, su malévolo y necesario proyecto.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Esperándote VI

Cuadros de Andrzej Wróblewski
  No hace falta que te hagas la despistada, sé que entre la barbarie y el color siempre es deseable elegir el color, pero a veces es difícil distinguir. Intentar tener una visión amplia no significa preferir uno u otro, y aunque como buen escorpio, trato de clavarme a mí mismo el aguijón alguna que otra vez, espero que no sea eso por lo que huyes, porque generalmente no suelo atinar y además, no pierdo demasiado tiempo en ello, sólo espera a que termine la fotografía y hablamos. 

  Los sucesos se guardan en la memoria, pero no siempre en el lugar correcto.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XVIII)

  Otra que figuraba en la lista era Fania Dejodania, mujer elegante donde las haya, ama de los confines del este más cercano, principal causante de los problemas cervicales en el género masculino, infatigable luchadora por el buen vestir y mejor vivir.

  Juli Billar y Lonia Dandi, dueñas de extensos y poblados países, bueno, siendo sinceros, Juli es dueña de un extenso, muy extenso y alejado, el más alejado país y que no está de camino de ninguna parte, pero bastante menos poblado que el de Lonia.

  Juli Billar es muy amiga de Cuin, pero debido a la distancia que las separa se ven poco, por eso fue a la que más ilusión le hizo la llamada y la que más contenta asistiría a la reunión a pesar del largo viaje.

  Y qué podríamos decir de Lonia, perteneciente a un país en que sus antepasados tuvieron alguna que otra disputa con Cuin y los suyos, pero que gracias a un familiar muy cercano suyo y promotor de la no violencia, consiguieron volver a llevarse más o menos aceptablemente.

Obra de Castrortega (2015)
  En el país de Lonia tenían la fea costumbre, instaurada por los hombres, de poner una escalera en medio de las calles y la gente se tenía que colocar en ella según rango y abolengo, los menos importantes en los peldaños inferiores, los más importantes arriba. Primero se colocaban los menos importantes y el resto, según iban ascendiendo de rango y abolengo, les iba pasando por encima hasta ocupar su correspondiente lugar en la escalera, con la consiguiente molestia para los de escalones inferiores. Para bajar, al contrario, primero los de arriba, luego los de abajo, estos no entendían muy bien porque siempre tenía que bajar primero los de arriba, a no ser que fuera para volver a ser pisoteados nuevamente.

  Lo que ocurría en este país, ocurría prácticamente también en todo el mundo, la única diferencia es que en este país, esa fea costumbre, tenía nombre.

  Lonia Dandi se mostró encantada con la llamada, pues creyó que el proyecto realmente podría ayudar a cambiar y mejorar muchas cosas. Ella estaría allí el día 16 de junio.

  Así hasta completar el resto de las 192 mujeres representando a todos los países del mundo. De algunas de ellas no se pueden dar nombres ni procedencia, ya que todavía quedan algunos lugares en que los hombres sienten una cierta animadversión hacia ellas y prácticamente no las dejan salir de casa, sin entenderse muy bien el porqué.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XVII)

  Lo primero que hicieron fue repartirse el mundo, de momento en sentido figurado, porque lo que realmente se tenían que repartir, era a quién iba a llamar cada una para asistir a la próxima y definitiva reunión. Reunión que decidieron tendría lugar el 16 de junio, de no sé qué año exactamente.

  Extendieron un mapa mundial y por razones obvias lo dividieron en tres partes, tomando como eje central un tal meridiano de Grenguich, o algo parecido. Por motivos de poder e influencia Cuin se ocuparía del tercio izquierdo, ahí estaban gran parte de los países que ella controlaba, Kerkel se ocuparía del tercio central y Shi del derecho, así todas tenían asignado sus principales áreas de influencia y si alguna necesitaba ayuda, evidentemente las otras dos se la prestarían, especialmente Shi, que con sólo pronunciar su nombre todas las puertas se abrían y teléfonos descolgaban, menos los de Cuin y Kerkel, pero de eso ya hemos explicado el motivo.

  Iban a convocar, para ese día 16, a las mujeres más influyentes de los 195 países conocidos hasta la fecha, una por país.

  La lista la encabezaba Pilari Linton que si bien no era la dueña, pero estaba a punto de serlo, era la mujer más importante de un gran país, país que en otros tiempos pretendió dominar el mundo, aunque sus métodos eran altamente cuestionados, además muchas veces se perdían en unos planteamientos un tanto absurdos que generalmente les hacía perder la razón que pudieran tener. Un tanto rimbombantes y grandilocuentes eran los hombres de ese país, que eso sí, tenían la virtud de que todo lo que hacían lo convertían en un grandioso espectáculo.

  También llamaron a Pistina Pichner, Cheli Chelet y Vilma Tuchef, estás tres sí que eran dueñas de sus respectivos países, en estos momentos en horas bajas, próximas geográficamente y también próximas a perderlos, lo que las hizo grandes amigas y no era raro verlas juntas tomando un café y hablando de sus cosas. También eran países importantes, no tanto como los mencionados anteriormente, pero si de una incipiente influencia y emergencia. Además las tres eran grandes luchadoras, ellas sí que habían sufrido los ligeros deslices, por llamarlos de una forma suave y elegante, cometidos por los hombres.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XVI)

  Cuando recibieron a Shi, tanto Cuin como Kerkel estaban un poco inquietas, más Kerkel que Cuin, pues no sabían la reacción que tendría Shi hacia ellas y si esta  aprobaría su gran plan.

Recordamos el lugar de la transcendental reunión
  Shi lo primero que les dijo, fue, que esto no se volviera a repetir, que secretitos a ella, los justos, es decir ninguno, que aprendieran de los hombres en ese aspecto, que no tienen ni idea de guardar un secreto. Cuando ella quería filtrar una decisión no tenía más que contársela a su secretario personal y al instante la conocía el mundo entero. Cuin y Kerkel asintieron y prometieron que nunca volvería a suceder y más ahora que tenían que estar más unidas que nunca.

  Relataron a Shi sus sensaciones y sentimientos, le contaron lo que habían visto y oído a lo largo de su periodo de observación, le dijeron que sabían quienes eran los culpables de todo lo que estaba sucediendo, que iban a poner remedio a esta situación y que esperaban contar con su aprobación y colaboración.

  Mientras Shi decidía, Cuin y Kerkel dejaron de respirar, Shi las miró y dijo: -Ya podéis respirar, ya he tomado una decisión. Lo que proponéis es realmente increíble, drástico y cruel, pero he de reconocer que tiene su lógica y su gracia. Yo alguna vez lo había pensado, pero siempre lo deseché por no saber realmente como acometerlo. Admiro vuestro valor, decisión y sobre todo ingenio por haber encontrado una solución tan original-. -Lo haremos-, sentenció, -ahora sólo nos falta saber cómo, cuándo y dónde, porque el qué y el porqué, ya lo sabemos, pero antes deberíamos consultar e informar a algunas mujeres más para contar con el apoyo y respaldo del mayor número posible de ellas para poder realizarlo-.

  Cuin, Kerkel y Shi se abrazaron efusivamente, abrieron unas cuantas botellas de vino espumoso de una marca desconocida, comieron los mejores manjares que pudieron encontrar, traídos por el propietario del supermercado más cercano, que por cierto también compraron mandando al dueño a Calma Yorka, y se pusieron a diseñar el plan de una envergadura jamás imaginada.

martes, 10 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XV)

  Huy Shi, tenía 140 años, era una mujer muy poderosa, casi tan poderosa como Cuin y Kerkel juntas. A diferencia de estas, Huy Shi, que ya poseía un gran Imperio con más de mil millones de personas habitando en él, se había dedicado estos los últimos años, y aún hoy se dedica, a comprar y comprar más países, con lo que su poder aumenta día a día, y perfectamente podría arruinar los planes de Cuin y Kerkel a nada que se lo propusiera.

  Cuin y Kerkel se dieron cuenta enseguida de que habían cometido el error de no haber llamado a Huy Shi, y de que ésta podía haberse enterado de su reunión por la prensa o por cualquier otro medio de los que Huy Shi disponía, que eran muchos. Este sí que era un problema que tenían que solucionar con rapidez e inteligencia, cosas que ambas poseían a raudales, bueno, la rapidez no tan a raudales.

  Inmediatamente llamaron a Shi, que tenía un cabreo importante al enterarse de que estaban reunidas y no le habían informado. Se disculparon diciendo que todo había surgido muy deprisa, que intentaron ponerse en contacto con ella pero que no tuvieron éxito y que debido a la importancia del asunto no podían demorarlo por más tiempo, que jamás se les hubiera ocurrido reunirse sin su conocimiento y su consentimiento.

  Shi dijo que no le constaba que hubieran intentado ponerse en contacto con ella, pero no quiso profundizar más en este tema y dio por buena la explicación de Cuin y Kerkel. Estas le relataron brevemente lo que estaban planeado y la conminaron a que se reuniera urgentemente con ellas, que cogiera el primer vuelo al aeropuerto más cercano de donde estaban y que ya pasarían ellas a buscarla, eso sí, insistieron en que viniera sola y que no dijera a nadie el motivo ni el lugar de la reunión. Shi, dudó unos instantes pero al final accedió, cogió el avión más rápido de que disponía y para allá se fue.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XIV)

   Apenas pudieron dormir un par de horas, ya que la excitación que sentían se lo impedía. Las dos se levantaron con una amplia, bonita y quizá también maligna sonrisa en su rostro, sonrisa que Cuin tardó bastante en poderse quitar, ya que era una persona que no estaba muy acostumbrada a sonreír, debido sobre todo a la importancia de su cargo y a los cinco kilos de maquillaje que solía llevar, lo que hacía que cada movimiento de sus músculos faciales fuera una auténtica heroicidad.

  Al ir a prepararse un desayuno acorde con su posición y con el momento tan importante que se disponían a acometer, se percataron de que ni tenían té, ni café, ni siquiera una simple mandarina para desayunar, así que lo primero que hicieron, antes de empezar a programar su plan, fue llamar al propietario de la casa rural, para que les abasteciera de todos los víveres que creyeron que iban a necesitar y de los que habían estado privadas durante su estancia allí, extensa lista, por cierto. Como  también decidieron quedarse un par de días más, se lo comunicarían al propietario cuando llegara con los suministros.

  Una vez descargado todo lo que habían solicitado, el dueño de la casa rural se dirigió hacia ellas con un periódico en la mano, les pidió que se sentaran y les mostró la portada, en la que se podía leer: “Sospechas Fundadas De Una Reunión Secreta Entre Dos Importantes Líderes Mundiales”, con las fotos de Cuin y Kerkel y un extenso artículo con diversas conjeturas sobre dicha reunión.

  Cuin y Kerkel estaban más que acostumbradas a todo este tipo de rumores, y este en realidad era una minucia, pero no querían que siguiera creciendo más de lo debido y menos aún, que hubiera testigos de aquel encuentro que lo alimentaran, así que decidieron actuar con rapidez y contundencia en uno de los aspectos a solucionar, en este caso, el del testigo de tal encuentro. Compraron al propietario la Casa Rural en la que estaban, también compraron el resto de propiedades que poseía y le mandaron de vacaciones pagadas e indefinidas a Calma Yorka. Cuin y Kerkel sabían perfectamente que a los hombres se les puede comprar fácilmente y más dos mujeres, aunque no siempre de esta misma forma.

 Una vez dada buena cuenta de más de la mitad de las provisiones que les había traído el ahora expropietario de la Casa Rural, se pusieron a programar su plan con todo detalle, si bien antes encendieron sus inteligentes teléfonos móviles llamados ifones, o algo similar. Ya tenían dos mil cien llamadas sin contestar y mil doscientos mensajes sin abrir, pero una misma llamada en especial que tenían las dos, las llenó de intranquilidad y cierto temor. La llamada era de Huy Shi.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XIII)

  Cuando Kerkel terminó su relato estaban ya las dos realmente exhaustas, habían estado 37 horas contando sus vivencias sin parar y no habían podido comer absolutamente nada, por lo que decidieron que era hora de descansar un poco.

  Antes de irse a acostar encendieron sus inteligentes teléfonos móviles, descubriendo que tenían mil quinientas doce llamadas perdidas y setecientos catorce mensajes sin abrir, pero tras intercambiarse una ligera mirada decidieron volverlos a apagar.

  Cuin contó que su marido siempre estaba quejándose de todas las llamadas y mensajes que recibía sin parar y amenazaba con que el día menos pensado apagaba el móvil y ya no lo volvería a encender, cosa que evidentemente nunca hizo, es más, el día que recibía pocas llamadas se extrañaba y se ponía a toquetear el móvil una y otra vez, para asegurarse de que estuviera encendido, con cobertura y funcionando correctamente. Kerkel dijo que a su marido y los maridos, amantes, amigos y compañeros de sus amigas, les sucedía exactamente lo mismo.

  Cuin y Kerkel se fueron a la cama dándose un gran abrazo, sabiendo que sus destinos, y el de más de tres mil cuatrocientos millones de mujeres del mundo, estaban ya unidos para siempre.

martes, 3 de noviembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XII)

  Por las noches, mientras ellas se ponen sus mejores galas y maquillajes, bailan,  ríen, cantan y disfrutan, ellos, si no hay el correspondiente torneo veraniego televisado de fútbol al que entregarse con total devoción, medio dormitan sentados en un oscuro rincón, esperando con ansia la llegada del día siguiente y el reencuentro con su amado chiringuito.

  Kerkel estaba dividida, mientras la mitad de su cuerpo recubierto de crema, tomaba el sol, la otra mitad observaba atentamente el comportamiento de los hombres. Kerkel, metódica y periódicamente iba cambiando de mitad. La mitad que un día tomaba el sol, a la mañana siguiente observaba, la que bailaba al día siguiente escuchaba y así sucesivamente hasta que las dos mitades habían realizado exactamente las mismas funciones durante el mismo periodo de tiempo, con lo cual Kerkel, a pesar de estar dividida, estaba totalmente equilibrada. Este trabajo realizado por ella, era prácticamente imposible de realizar por cualquier hombre, debido a las características fisiológicas, fisionómicas y aerodinámicas especificas de los mismos.  

 Y así iban trascurriendo plácidamente los días de vacaciones de Kerkel, que únicamente se veían alterados por algún que otro acontecimiento, como llegada de familias de cierto renombrillo a Calma Yorka, invasión de medusas, fuerte viento de levante, partido de solteros contra casados y cosas por el estilo, de las cuales daban debida cuenta los diferentes servicios informativos de televisión, prensa y radio locales.

 Cuando regresaban a sus respectivos lugares de residencia, ellas lucían un precioso color y textura de piel, ellos, debido al efecto del exceso de alcohol y a la total ausencia de crema protectora factor 42, volvían con una piel cuarteada de un tono rojizo muy peculiar y con tonalidades nada tranquilizadoras.