sábado, 22 de agosto de 2015

En burro y siempre detrás


 El señor Cervantes, a principios del siglo XVII, creo dos personajes, uno, iluso y encantador, pleno de ideales y dotado de una maravillosa locura, otro, falsamente entrañable y campechano, fiel y egoísta ignorante, que sólo seguía a su maestro por pura y ciega ambición. Nosotros, cuatro siglos después y en pleno uso de nuestras facultades, se supone, y por alguna extraña razón que me supera, hemos decidido que este último personaje era el que mejor nos definía, por lo que vamos en burro y siempre detrás, sin importarnos absolutamente nada quién nos guía y conduce, obedeciendo ciegamente los dictámenes de cualquier mediocre personaje que se cruza en nuestro camino.

 No tenemos la barriga llena y mucho menos el bolsillo, por no tener, ya no tenemos ni burro que montar, pero ahí seguimos, fieles a lo absurdo e incongruente, sin ningún atisbo de maravillosa locura ni ideal que defender y sin posibilidad de que ningún Caballero nos venga a rescatar, entre otras cosas, porque seguramente lo lincharíamos nada más verlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario