sábado, 6 de junio de 2015

As Time Goes By

 Podría hablar de la película Casablanca, pero no lo voy a hacer, voy a hablar del tiempo, no del tiempo que hace, ha hecho o hará, sino del tiempo que nos ocupa y ocupamos. Desconozco totalmente de quién fue la idea de inventar el tiempo, no sé si fue buena o mala, si fue para controlarnos o para tener el control, el caso es que está ahí y ya siempre estará, nunca pasará, los que pasaremos seremos nosotros y todo lo que nos rodea, mientras, él permanecerá. 

 Tengo este reloj colgado en la pared, de hecho es el único que tengo, fue un regalo de mi abuelo y ni siquiera era el suyo, el suyo era de plata, lo cambió, por este que cuelga, en una apuesta, cuando cambiar reloj, pluma, hombre y/o mujer, era pecado. El reloj está parado, aunque funciona perfectamente me gusta verlo así, con ello tengo la sensación de que el único que avanza soy yo y no unas malditas agujas que me avisan de lo que tengo que hacer en cada momento. Mirando el reloj sólo aprecio su belleza y no lo que pretende significar, nunca es tarde o temprano para hacer lo que me apetece, siempre estoy a tiempo para realizar cualquier cosa, en cualquier lugar.

 Mención aparte merece la herida que forma la madera y lo que sugiere, pero haré caso a lo dicho unas cuantas palabras atrás y lo dejaré para otra ocasión. 

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