jueves, 7 de mayo de 2015

Málaga











 Fui a Málaga para huir de mis fantasmas, pero cuando llegué allí no lo conseguí, miento, los primeros días sí conseguí huir de ellos, pero luego empezaron a surgir nuevos y renovados fantasmas desconocidos para mí. Aparecieron fantasmas tallados en roca, fantasmas que te vigilan y te siguen allá donde vayas a cielo abierto. Aparecieron fantasmas de papel que hacen lo propio a cielo cerrado. Inútil correr e intentar escapar, siempre están ahí, incluso se publicitan y te atraen, una nueva generación de fantasmas a los que es imposible esquivar.

 Intenté convencerles para que dejaran de perseguirme, intenté fotografiarles para denunciarles, pero cuando lo hice, se convirtieron, inmóviles, en obra de arte, en huella de agua y viento sobre roca. Ellos son inteligentes y así nadie me creerá cuando presente la prueba de su existencia y mi martirio, pensarán que son figuraciones mías, imágenes que mi mente crea al seguir buscándote y no encontrarte, pero ahí están, impávidos y vigilantes, no sea que vaya a lograr lo que realmente quiero.


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