domingo, 1 de marzo de 2015

Mi mala sombra (2/6)

 La primera parada que hicimos fue en San Sebastián, ahí empecé a notar que algo no estaba bien, una sensación extraña me hacía percibir que no todo estaba en su lugar, además, a mi sombra la veía más alargada de lo normal, como alejándose de mí y acercándose a Moira, mientras a mí me separaba de ella.

 La noche que dormimos en San Sebastián fue la última que pasamos juntos y ocurrió algo, que tiempo después pude entender. Mientras hacíamos el amor, ella encima, con una mano rodeando mi cuello, con la otra presionándome el pecho y una vez consumado su orgasmo, me susurró al oído –dentro de poco me vas a abandonar y lo pagarás muy caro-, nada más decir estas palabras, no paró de reírse durante cinco largos minutos, yo me quedé desconcertado y sin orgasmo. Por la mañana vi a Moira dormida en la cama, mi sombra abrazada a ella y su sombra asomándose al balcón de la habitación, yo, en el otro extremo de la cama contemplando la escena. 

 Moira y yo llevábamos viviendo juntos unos cinco años. Nos conocimos en la fiesta de un amigo común, a la que acudimos acompañados de nuestras respectivas parejas y acabamos yéndonos juntos sin nuestras respectivas compañías. A partir de ahí empezó toda una aventura de complicidad, juego, emoción y compromiso. Disfrutábamos tanto el uno del otro que el resto del mundo realmente no existía, o por lo menos no existía para mí, ya que no me di cuenta de que entre nosotros fluía un mundo paralelo, hasta que todo lo cruel y absurdo que se pueda llegar a pensar que puede pasar en una relación, hasta ese momento idílica, pasa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario