sábado, 31 de enero de 2015

El 17 de Rarin Street (4/5)

 Una orden cursada por la Policía para registrar tanto el piso de la vecina como la portería y vivienda del portero, fue denegada por el juez debido a la inexistencia de pruebas fehacientes que inculparan a cualquiera de los dos, por lo que la Policía tuvo que optar por otros métodos para resolver el caso. Infiltró como amante a un agente secreto y al mismo tiempo, realizó una vigilancia exhaustiva de la actividad del portero.


 El amante infiltrado, en un acto reflejo y sorprendente, fue quién realmente dio la pista para resolver el misterio, aunque lamentablemente, corrió la misma suerte que los cien desaparecidos anteriores. El agente contacto con la vecina del primero en un supermercado cercano, iniciando una conversación propia de estos días, mencionando, como por casualidad, que estaba apuntado a varias webs de contactos, nada más oír estas palabras, la vecina del primero le abrió su corazón y su casa, pero uno de los días que se le vio entrar en la vivienda ya no se volvió a saber nada más de él.

 La vigilancia del portero dio como dato más relevante, la dedicación y entrega que daba al jardín en un horario no muy habitual para el trabajo de portero, siempre trabajaba en él pasada la medianoche y tenía especial cuidado en rociar todo el entorno del mismo con veneno del más letal, para que ni perros ni gatos, ni palomas ni gorriones, merodeasen por allí. Siempre que acudía a hacer las labores de jardinería, iba acompañado, además de los utensilios propios para realizar dicha labor, de un gran contenedor de basura.

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