Mientras yo escuchaba Alone
Again Or del grupo Love, Abril, Irene, Kai, Arama y Nebay, se reunían en Berlín con la intención de encontrar
los orígenes del hombre y de su supuesta evolución, pretendiendo descubrir el
motivo por el cual la sociedad en general, sin distinguir norte o sur, oriente
u occidente, estaba deteriorándose de manera tan imparable, consiguiendo
que la decadencia, rutina y dejadez, se instalasen en ella de manera
permanente.
Eran mujeres inquietas y deseosas de saber, que se preguntaban cómo era posible que el hombre hubiera detenido su desarrollo personal, de mente y pensamiento, para fiarlo todo al perfeccionamiento y evolución tecnológica. No entendían porqué no se habían desarrollado ambos de manera paralela, querían encontrar una mínima razón a la que agarrarse, para poder tener un mínimo de esperanza de cara al futuro que todavía les quedaba por vivir. Querían saber porqué arte y filosofía de siglos atrás, ahora se veían como auténticos manuales de actos a evitar, siendo constantemente desacreditados y perseguidos. Querían saber, en qué momento el hombre dejó de ser actor, para convertirse en mero espectador de todo lo que ocurría a su alrededor.
Eran mujeres inquietas y deseosas de saber, que se preguntaban cómo era posible que el hombre hubiera detenido su desarrollo personal, de mente y pensamiento, para fiarlo todo al perfeccionamiento y evolución tecnológica. No entendían porqué no se habían desarrollado ambos de manera paralela, querían encontrar una mínima razón a la que agarrarse, para poder tener un mínimo de esperanza de cara al futuro que todavía les quedaba por vivir. Querían saber porqué arte y filosofía de siglos atrás, ahora se veían como auténticos manuales de actos a evitar, siendo constantemente desacreditados y perseguidos. Querían saber, en qué momento el hombre dejó de ser actor, para convertirse en mero espectador de todo lo que ocurría a su alrededor.
La manera en la que
pensaron podían alcanzar su objetivo fue mediante un viaje que dió comienzo en
El Cairo, donde vieron hombres momificados, simulando vida eterna, enterrados en
tumbas faraónicas junto con todos sus tesoros. Después se embarcaron en una
travesía por el Nilo, pretendiendo llegar hasta la presa de Asuán y continuar
viaje, vía terrestre, pasando por Sudán y Uganda, hasta llegar a Tanzania, su destino final.
Mientras ellas
cinco debatían sobre cómo era posible que después de tantos miles de años nos
hubiéramos convertido en lo que somos, el barco en el que viajaban fue atacado
por bandidos, bandidos que les robaron, maltrataron y secuestraron, dejándolas abandonadas al cabo de unos días en mitad del desierto de Nubia. Desorientadas y
destrozadas mental y físicamente, pudieron reunir las suficientes fuerzas para
no rendirse y perecer en medio de aquel desierto hostil.
Al empeño por
descubrir el origen del hombre, se unió ahora otro impulso mucho más fuerte, el
deseo de supervivencia. En mitad del desierto se orientaron como pudieron,
intentando buscar siempre el este, que suponían era su camino de salvación.
Tras días caminando extenuadas y sedientas, vieron como se acercaba a gran
velocidad una nube de polvo, al principio pensaron que sería una caravana de
nómadas en ruta comercial, pero al apreciar la velocidad de movimiento de la
nube, se percataron de que era una tremenda tormenta de arena lo que se dirigía
hacia ellas. En un acto instintivo de desesperación, se pusieron a excavar con
sus propias manos, como poseídas, un agujero en la arena lo más profundo
posible, donde resguardarse y protegerse de la tormenta, acurrucadas dentro del
agujero, notaron en sus descarnadas manos una cierta sensación de humedad, que
en un principio achacaron al sudor propio de la piel al verse en unas
circunstancias tan extremas, pero apreciándolo con más detenimiento se dieron
cuenta que dicha humedad, provenía del suelo que se encontraba bajo ellas, por
lo que siguieron excavando con mayor determinación para averiguar de dónde
provenía esa humedad, que tal vez les llevara a encontrar un poco de agua.
Al poco tiempo de estar excavando, la tierra que las sustentaba cedió de repente y les succionó, las cinco en caída libre fueron a parar en medio del cauce de un rio subterráneo, caudaloso, pero de débil corriente, con agua clara, pura y limpia. Del rio emanaba una nítida luz, que dotaba todo su cauce de una tenue claridad entre ocre y azulada, permitiendo distinguir la caverna por la que discurría.
Al poco tiempo de estar excavando, la tierra que las sustentaba cedió de repente y les succionó, las cinco en caída libre fueron a parar en medio del cauce de un rio subterráneo, caudaloso, pero de débil corriente, con agua clara, pura y limpia. Del rio emanaba una nítida luz, que dotaba todo su cauce de una tenue claridad entre ocre y azulada, permitiendo distinguir la caverna por la que discurría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario